
¿Castrar o no castrar? ¿En qué casos puede ser beneficioso y cuándo puede estar contraindicado? ¿Es éticamente correcto?…
La castración influye directamente sobre las hormonas esteroides gonadales eliminando la principal fuente de testosterona, en los machos, y de estrógenos y progesterona en las hembras, y haciendo que el animal sea incapaz de reproducirse.
La castración y la subsiguiente alteración hormonal que se produce en el animal han sido relacionadas con la disminución de conductas sexualmente dimórficas (conductas fundamentalmente mostradas por uno de los dos sexos y entre las cuales se encuentran la monta, el marcaje con orina y algunas formas de agresividad). A partir de aquí, tenemos una primera línea de argumentación para valorar en qué casos castrar puede aumentar el bienestar de un animal. Si esas conductas están complicando la vida del propietario o poniendo en riesgo la del animal (cruza calles para perseguir hembras en celo, por ejemplo), castrar podría ser parte de la solución. Para ser más concretos:
En perros, la castración reduce la agresividad intrasexual (macho-macho) en más de un 60%, la marcación con orina en un 50% y la conducta de vagabundeo (peligrosa para el animal por razones tan obvias como la posibilidad de atropello) en hasta un 90%.
Si la cirugía se practica antes de la pubertad o de la primera cópula, previene, habitualmente, la monta y la conducta de cópula para el resto de la vida.
Según algunos autores, los machos castrados tienen también una menor incidencia de agresiones frente al ser humano (Overall y Lowe 2001).
Sin embargo, no se puede esperar que la castración elimine por completo los comportamientos agresivos, puesto que muchos tipos de agresividad tienen causas ambientales o están relacionados con procesos de aprendizaje. Es importante tener este punto bien claro para no crear falsas expectativas.
Por otro lado, la inactividad y la letargia han sido algunas veces relacionadas con la castración en hembras. Sin embargo, las investigaciones no han podido demostrar si estos cambios en el nivel de actividad son, simplemente, debidos al aumento en la edad del animal. Lo que sí se ha evidenciado es que, en aquellas perras que han mostrado agresividad por dominancia, la castración puede estar contraindicada: estas perras, una vez castradas, pueden volverse más agresivas.
Por último, es necesario aclarar que la castración no interfiere en la facilidad de adiestramiento y no influye, tampoco, en el rendimiento de los perros de trabajo.

LOS EFECTOS SOBRE LA SALUD!!!
tumores mamarios
riesgo de incontinencia urinaria
obesidad.
diabetes mellitus
hipotiroidismo
fractura de huesos
No existen verdades absolutas en un tema tan complejo como la relación entre castración bienestar animal. Sin embargo, estar bien informados y valorar exhaustivamente las características de nuestro perro o perra nos ayudará a tomar una determinación lo más acertada posible.
El veterinario tiene un papel crucial y es responsabilidad suya procurar por la salud y el bienestar de su paciente. Por eso, debemos pedirle que nos informe rigurosa y objetivamente acerca de los riesgos y beneficios de la intervención. De esta forma, podremos dejar a un lado nuestras impresiones subjetivas y tomar la decisión adecuada.